Amor y Misterio
Caminaba, lenta y flojamente. Por una parte necesitaba ir a verlo, por otra parte sentía un dolor inmenso. Estaba enterrado bajo algunos metros bajo tierra. Suspiro en el camino, miro otra vez el ramo de flores que llevaba en la mano, agacho la cabeza mirando el suelo que me hacía recordar los hermosos momentos que pasé con mi amado, en donde demostrabamos nuestro amor.
Así, mis lágrimas recorrían la fría lápida. Desahogaba mis tristes recuerdos, entregándole mis sufrimientos a un cadáver, ya sin vida, tal vez sordo, pero no ciego… ¡sentía su presencia! He estado durante cuatro años, visitándote, días enteros. Cada día, a cada hora, no importa la hora ni el clima, no importa si llueve, si hay terremoto, temblor o el fin del mundo…
Porque a mí nada me importa, sólo vos, y he prometido que jamás te olvidaré y eso es lo que haré. Una brisa, movió lentamente mi pelo.. Sonriendo, al pensar que estaba cerca, cierro mis ojos y me hundí en un pensamiento profundo y nostálgico, un beso inesperado y un cálido abrazo. Me paré y acerqué mis labios a la lápida y la beso suavemente…
Te amo…- susurró- Me incliné hacia él, pensando que estaba su alma conmigo. Así los años pasaban. La visita continuó, nunca acabó. Nunca lo olvidé, nunca dejé de visitarlo. Pasaron treinta años, desde aquella oscura noche de verano, donde me hizo sonreír después de tanto tiempo …
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